miércoles, 16 de febrero de 2011

Me gusta la lluvia.

Cuando llueve es muy habitual escuchar a nuestro alrededor quejas continuas. Que si me he puesto como una sopa, que si el pelo se me ha mojado y me veo fatal, que si he pisado una loseta rota y me ha llegado el agua hasta el calcetín... Pues a mí me gusta la lluvia. Sí, es verdad que salir a la calle con prisas no es nada agradable bajo un chaparrón, pero es que a mí estas gotas me invitan a parar el ritmo.

A no ser que sea absolutamente necesario salir a la calle, disfruto mucho quedándome en casa, escuchando cómo llueve. Viendo por la ventana grande cómo se mojan las montañas y los árboles. Y cuando escampa, pararme a oler ese aire que lo impregna todo, que huele a tierra mojada, a la lavanda, el romero y la salvia que tengo junto al naranjo (el pequeñín que veis en la foto, que tiene apenas ocho años)

Y además, cuando llueve, me obligo a sentarme y coser y me salen cosas tan bonitas como las que os dejo en las fotos.

¡Que las disfrutéis!