Ya tocaba una receta dulce y qué mejor que unas galletitas fáciles, divertidas y muy sanas. ¡No llevan azúcar! Estos dulcecitos redondos son geniales para compartir un rato en la cocina con los más pequeños de la casa. Lo mejor de la receta es que no necesitan horno.
Ya llega el otoño y empieza el tiempo de la
calabaza. No es la primera vez que la usamos en “Jugando a las casitas”. Es una
verdura que me encanta y se puede preparar de muchas maneras. Hoy la incluimos
en su version más dulce.
La avena es otro ingrediente de esos que
utilizo en la cocina muy a menudo. Es saludable y está buenísima. Hay dietas
que se basan en este cereal como principal componente por sus propiedades como
quemagrasas y anti estreñimiento.
Este cereal es rico en proteínas de alto
valor biológico, grasas y un gran número de vitaminas y minerales. Contiene
además hidratos de carbonos que se absorven fácilmente, lo que la hace muy digestiva.
La avena aporta mucha energía, por eso es
muy popular en algunos países consumirla a primera hora del día. En Estados
Unidos es un desayuno común que yo adapté a mi dieta hace bastante tiempo. Se
prepara de otra manera, cocida y con algo de mantequilla y canela, pero con estas
galletas también se puede desayunar estupendamente.
INGREDIENTES:
90 gramos de avena instantánea
60 gramos pasas de Corinto
media cucharadita de una mezcla de canela,
clavo y jenjibre molidos
80 gramos de puré de calabaza (con media
calabaza de la variedad “Sepallo”)
1 cucharada de aceite de girasol
½ cucharadita de un buen extracto de
vainilla o la raspadura de media vaina
2 cucharadas de miel
Cocinamos al horno la calabaza sin pelar.
Retiramos del horno y dejamos entibiar en una bolsa de plástico, para facilitar
la tarea. Quitamos la pulpa asada con con una cuchara y hacemos el puré.
Dejamos enfriar del todo. Con la media calabaza que nos ha sobrado podemos
preparar una cremita para chuparse los dedos.
Mezclamos los ingredientes secos por un
lado y los húmedos por otro. Mezclamos ambos y con la masa resultante formamos
bolitas. Se pueden tomar recién hechas o reservarlas en el frigorífico unos 45
minutos para que adquieran algo de firmeza.
Como veis es bien fácil y una vez que el
puré de calabaza esté frío podemos jugar con los niños a mezclar los
ingredientes y hacer las bolitas. Les encanta y además es un auténtico placer
comerse las galletes que ellos mismos han hecho.
Es un proyecto genial para una tarde de
lluvia y frío como las que se avecinan. Quizás no se puede bajar al parque,
pero se puede hacer galletas. ¡Disfrutad de un rato en familia!
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